viernes, 25 de mayo de 2012

PENTECOSTÉS

Venida del Espíritu Santo a los apóstoles



"Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos". (Juan 20, 19-23).


"Os conviene que yo me vaya. Pues, si no me fuere, el Paráclito (el Espíritu Santo) no vendrá a vosotros; pero, si me fuere, os lo enviaré" (Juan 16,7).




El día de Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles y discípulos, que estaban reunidos en el Cenáculo con la Santísima Virgen.


Con la venida del Espíritu Santo la Iglesia se abría a las naciones. El Espíritu Santo, que Cristo derrama sobre sus miembros, construye, anima y santifica a su Iglesia.